Desde que recuerdo soy bilingüe. En casa el significado se construía en el cuerpo, territorio de casi toda presencia. Parece que tardé un poco en emitir sílabas articuladas y audibles y cuando lo hice fue una catarata de sintaxis que todavía persiste. La palabra en cualquier modalidad, el encuentro, el contacto, la comunicación, la creación, la diversidad, el misterio; también el rechazo, las dificultades, las pruebas, todo forma parte de alguna manera de este andar.
En el camino me fui haciendo actriz, docente, directora y autora. En los primeros años de formación, una intuición profunda me llevó a encontrar en las técnicas de movimiento y actuación una manera de transmitir la lengua de señas de modo orgánico, efectivo y conducente respecto de su naturaleza.
Siendo muy joven tuve la fortuna de encontrarme con la Dra. Graciela Alisedo, una académica apasionada por el mundo de las lenguas de señas y la educación bilingüe de las personas sordas. Ella insistió en que protegiera mi intuición, que aprendiera a observar y describir la manera en que los hablantes nativos señábamos y en que me quedara con ella, estudiando y trabajando en el diccionario que luego publicó el Ministerio de Educación.
Lo más importante respecto a la transmisión de mi lengua herencia, eso es la lengua de señas en mí, lo aprendí de su ejercicio de pensamiento, sus preguntas, su rigor en la metodología de investigación, su modo no conformista y cálido de ejercer la mirada sobre el conocer, su enorme generosidad al apoyar a una joven reacia a la academia y con demasiadas inquietudes. Me exigió y me respaldó. Fue maestra. Su presencia sentó las bases de todo el desarrollo ulterior en términos de lengua, didáctica y pedagogía.
Por supuesto luego vinieron otras influencias imprescindibles, sobre todo del campo de la escena, la actuación, la voz, el movimiento y la escritura. De todos y todas mis maestras conservo un espacio en mi propia forma de transmitir y crear.
Vuelvo a la cronología ordenada sobre aquellos primeros años de formación.
Empecé a transmitir la lengua de señas muy joven, con la presencia de mi padre sordo en la sala de trabajo. Siempre, desde aquel primer día de 1993, iniciamos la clase en movimiento; nada de pupitres ni cuerpos estáticos.
Ejercicios motores, desplazamientos, juegos técnicos, colchonetas, alguna que otra silla ergonómica, almohadones y buena luz; entrada en el mundo visual y gestual propio de los hablantes de lengua de señas. Son muchas las personas que pasaron por esos espacios y devinieron profesionales, e inclusive replicaron a su modo, el sistema creado en el Estudio.
Pero además enseguida comprendí, a través de los cuerpos de las y los estudiantes, que este mundo crea un enorme valor en la vida de cualquier persona. Las lenguas de señas guardan un tesoro: son una hermosa vía de conocimiento y desarrollo de posibles formas vinculares conectadas. Sentir, pensar, actuar necesitan de un espacio y una dirección convergente. Esta característica por sí sola es una posibilidad de integración. Este es un plus ultra del aprendizaje de lenguas señadas.
Las pocas personas que en aquel tiempo se dedicaban a su enseñanza miraban con incredulidad y afirmaban que ahí no había lengua sino gesto y expresión como si eso fuese excluyente. ¿Para qué sistematizar los rasgos manuales? ¿Para qué distinguir y trabajar la precisión de los rasgos no manuales y la expresividad? ¿Para qué entrenar el cuerpo en el espacio? ¿Qué tiene que ver la flexibilidad articular?
Ahora, con el paso del tiempo, distingo los buenos molinos de viento de la batalla cotidiana por transformar y dar a luz un modo más natural y eficiente. En aquellas otras aulas se enseñaban las señas por separado, una por una, a lo sumo usaban dibujos representativos de un aspecto de la seña y los cuerpos de sus estudiantes permanecían en la misma posición por dos horas tratando de lograr que sus dedos, manos, hombros, codos, cabeza, torso y espacio alrededor fueran materia lingüística por pura copia y repetición. Y aunque sean estos procedimientos legítimos, no alcanzan. Fue así por muchos años.
Mantuve desde entonces el timón orientado al espíritu de laboratorio e investigación en cada clase, propiciando espacios de conocimiento y creación. Aprendí y aprendo mucho en el ejercicio de la docencia y la dirección. Tanto en el campo de la lengua de señas como en el de las artes escénicas.
En los inicios, tuve la oportunidad de preparar a Ara, modelo y actriz [1] en boga para protagonizar a una chica sorda. Lo hicimos en equipo, en familia, y nos fue bien. Fui también parte del elenco. Fue una experiencia alucinante y excesiva en términos de horas de trabajo y de resonancia popular. Era muy joven y me puse al servicio con todo lo que sabía de lo que terminó siendo NANO, una gran ventana de visibilización de la lengua y de la comunidad sorda, más allá de sus aspectos fantasiosos de buen culebrón. A 30 años de esa experiencia fundacional siento profundo agradecimiento.
Durante el contacto con los que fueron mis queridos maestros y maestras de teatro en el CELCIT donde ahora también soy docente, el mundo de la Antropología Teatral vino a ocupar corazón y acción.
Nuevamente fue una intuición la que me dejó varios años en ese campo, asimilando toda información y creando un horizonte potente para mi propia práctica.
Los viajes a Escandinavia, las dos visitas al mítico Odin teatret de Holstebro en Dinamarca; al Grenland Friteater de Porsgrunn y su Festival de Teatro en Noruega, la posibilidad de conocer actrices y actores señantes en Francia, Inglaterra y Suecia. Los viajes de norte a sur de nuestro país, las visitas a Montevideo, la presentación en el Festival de Brasil… Unos años profundos de estudio y trabajo.
Mientras tanto fundamos ADAS en 2002 y durante 12 años fue el espacio donde pudimos concretar muchos proyectos. En torno a la lengua de señas nos convocamos docentes, artistas, investigadores y dimos nacimiento a una escuela de formación para formadores con aulas virtuales cuando apenas existían, a un espacio de entrenamiento y producción teatral y audiovisual; produjimos el primer VideoLibro del país con narraciones en LSA, Cuentos a Mano[1], que tuvo su segunda parte en 2012 con los Clásicos a Mano[2]. Estrenamos obras, viajamos y dimos clases. En 2014 me retiré de ADAS hacia otros horizontes y un grupo de personas continuó un breve tiempo con la tarea en el contexto de la ONG.
Desde 2011 y hasta 2013 escribí, primero en dupla [3] y luego sola, los guiones del ciclo ENSEÑAS para PAKAPAKA, el canal cultural para chicas y chicos del Ministerio de Educación de la Nación.
Fueron cuatro temporadas con 60 cortos de temas variados. El objetivo: educar, entretener y compartir. Juntos, familias con infancias sordas y oyentes.
La manera que elegimos también fue disruptiva: no traducir cada cosa a las dos lenguas sino ponerlas en acción, en sus respectivas modalidades, con un personaje para cada lengua.
Gabian en la imagen con LSA y Lucio [4], la voz que no se ve pero se oye. Ambas modalidades en diálogo. Este ciclo tuvo y tiene muy buena recepción en familias y escuelas. “Lo nuevo necesita amigos” diría Rèmy, el protagonista de Ratatouille. Amistad, corazón, mente abierta y espíritu creador.
Hicimos varias obras de teatro e intervenciones artísticas para que algunos espectáculos pudieran tener a las personas sordas como actores y como público. En la parte de Recorrido pueden verse esas producciones. Quiero destacar una de las últimas, “Decile que soy francesa”, donde a partir de una dramaturgia visual accesible, con la presencia en escena de las dos lenguas, contamos una historia CODA. Anécdotas personales con procedimientos ficcionales que las vuelve un poco universales al mundo de las hijas y los hijos oyentes de personas sordas. [5]
El trabajo que hacemos en el Teatro Nacional Cervantes desde el año 2021 va en la misma dirección.
El Laboratorio de formación y creación en LSA es un espacio que convoca a hablantes de lengua de señas con inquietudes artísticas. Somos personas oyentes y sordas compartiendo un territorio de entrenamiento, experimentación y accesibilidad en las artes escénicas.
En 2012 inicié un camino de estudios de filosofías y prácticas de Oriente y Occidente en la Fundación Vocación Humana, un espacio dirigido por el Dr. Bernardo Nante. El trabajo y desarrollo del autoconocimiento ha ampliado mi perspectiva en todas las áreas e intento transmitir esta posibilidad dentro de las actividades que despliego.
En 2022 fundamos CODA ARGENTINA junto a un grupo de mujeres de distintas edades y experiencias. Por sus siglas en inglés, CODA remite a hijas e hijos oyentes de personas sordas. Allí comenzamos a realizar tareas comunitarias, de divulgación y concientización en familias constituidas por integrantes sordos y oyentes, en áreas de educación, arte, salud, acceso a la justicia y recreación.
Van más de 30 años de actividad en el mundo en torno a un tema existencial: la sordera y mi identidad como hija oyente, con la lengua de señas como lengua herencia portadora de potencia y belleza creadora.
Esperamos encontrarte en el camino y seguir contando esta historia con vos.
Gabiana
Referencias
[1] Araceli González.
[2] Cuentos a Mano, Imagenes en Recorrido.
3 Junto a Ale Turner, guionista y amigo.
[4] Patricio Barton, voz de Lucio y productor general del ciclo.
[5] Codirigido con Daniel Cinelli.